Ingredientes: Semillas de sésamo*
Procedentes de cultivo ecológico.
Las semillas son una forma fácil, crujiente y deliciosa de complementar una dieta equilibrada, aportando minerales, fibra, ácidos grasos o proteínas, según de qué semilla se trate.
Las semillas de sésamo son muy valoradas como apoyo nutricional por su riqueza en minerales y ácidos grasos esenciales. Es una semilla de origen oriental, pero está instaurado en nuestra dieta desde hace siglos probablemente por la influencia árabe (su otro nombre en español denota este origen: ajonjolí). Es conocido por su gran cantidad de calcio biodisponible (ya que supera a la mayoría de lácteos en cantidad y se ve acompañado de vitaminas, ácidos grasos y minerales esenciales para su absorción como el magnesio, el fósforo, el silicio, el zinc, el cobre y el boro), pero además es nutritivo por su cantidad de ácidos grasos y proteínas.
Contiene también dos sustancias descubiertas recientemente que parecen ser beneficiosas para el hígado (el sesamín y el sesamolín, aunque los nombres parezcan de coña), y como además aporta fibra, lecitina, grasas insaturadas y colina (que mejora el metabolismo de las grasas en el hígado), puede ser un buen aliado en dietas para controlar el colesterol o para depurar. Tiene una buena cantidad de fibra soluble para su pequeño tamaño (con lo que colabora con el tránsito intestinal y la salud de la flora de una forma muy respetuosa y suave). Aporta una buena base de vitaminas del grupo B (sobre todo B1 y B2 en mayor proporción), y un aporte nada desdeñable de uno de los antioxidantes naturales más conocidos; la vitamina E.
Además su contenido de ácido glutámico puede ser muy beneficioso para la salud inmunitaria de los más pequeños, así como para la actividad mental diaria de los adultos. También son ricos en el aminoácido esencial metionina, del que carecen en general las legumbres, de ahí la riqueza proteica del hummus.
Si quieres saber más sobre las propiedades del sésamo y su relación con el calcio, te recomendamos nuestro post «Rompiendo mitos: la leche, el calcio y el sésamo.
Lo ideal para consumir las semillas es tomarlas enteras y masticarlas. Las que no se mastiquen no se digieren, actuando sólo los mucílagos del exterior con propiedades depurativas y laxantes, y sólo estaría desaconsejado tomarlas así en diverticulitis y bebés que tendrían que molerlas. Se pueden echar en ensalada, yogures, zumos… o usar como parte de recetas de panadería y repostería enteras o molidas.
El sésamo crudo casi no sabe a nada, con lo que nos puede cuadrar casi con todo. El tostado tiene mucho más sabor, pero también se pierden algunas de sus propiedades por el calor, especialmente las vitaminas y ácidos grasos.
– Ver alérgenos en la información adicional
– El contenido de este artículo es informativo y proveniente de diversas fuentes, tal y como indicamos en nuestros “Términos y condiciones”. Cualquier información contenida en este artículo se debe situar en un contexto de dieta equilibrada y variada, y las posibles recomendaciones son para autocuidado en uso moderado. En ningún caso constituyen una indicación o pueden sustituir las recomendaciones de su médico o profesional de la salud. Si tiene alguna duda sobre su dieta consulte con el profesional de la salud que considere más adecuado.
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