El sirope de ágave, miel de ágave o néctar de ágave es un jugo vegetal obtenido del ágave (generalmente del azul o el maguey que es más grande). Esta plantita sería similar al aloe, con pencas largas y picudas. Curiosamente es la misma que se usa para producir tequila, aunque el proceso es distinto.
Para que se pueda extraer sirope de ágave la planta tiene que tener entre 7 y 10 años. Sometiendo su savia a un proceso enzimático fermentativo natural, al filtrarla se obtiene el sirope de ágave. Es un líquido similar a la miel pero menos denso, generalmente más oscuro de color y que cristaliza menos.
¿Por qué se recomienda tanto el sirope de ágave?
Su dulzura es bastante intensa, se considera que más que el azúcar. Por ello se debe tomar menos cantidad de sirope de ágave para endulzar lo mismo. Contiene en torno al 70% de fructosa frente al 25% de sacarosa. Debido a esto tiene un bajo índice glucémico (entre 10 y 25 IG). Esto significa que sus azúcares se absorben más lentamente, de forma progresiva. Produciendo por tanto menos picos de glucemia que el azúcar blanco.
Esto no quiere decir que podamos tomarlo sin límite. Todos los azúcares y edulcorantes se tienen que tomar con moderación. Los ricos en fructosa no alteran a corto plazo la insulina ni producen picos de glucemia, pero se metabolizan en el hígado. Por ello un consumo exagerado produciría saturación igualmente, pero del hígado en vez del páncreas.
Sin embargo consumido sin abusar el sirope de ágave puede ayudar a prevenir el síndrome metabólico asociado a los picos de glucemia y la resistencia a la insulina. Abajo del todo os ponemos un estudio por ejemplo en el que los ratones que consumían sirope de ágave engordaban menos y tenían menos picos de glucemia que los que consumían azúcar.
¿Cómo uso el sirope de ágave?
Puedes usarlo prácticamente como cualquier otro endulzante. En infusiones, recetas de bollería casera, con yogures, quesos o helados… Siemplemente tienes que tener en cuenta un par de cosas.
En frío el sirope de ágave se disuelve de maravilla y su textura es muy ligera. Será perfecto en batidos, zumos, smoothies o helados.
Sin embargo, resiste menos el calor y se tuesta fácilmente. Por ello se recomienda hornear a baja temperatura (en torno a 30 grados menos) y tapar para que no se queme. La mayoría de la gente recomienda reducir el líquido en las recetas cuando se hace el cambio a sirope de ágave, igual que se haría con la miel.
Estudio sobre el efecto del ágave en ratones
– Ver alérgenos en la información adicional
– El contenido de este artículo es informativo y proveniente de diversas fuentes, tal y como indicamos en nuestros “Términos y condiciones”. Cualquier información contenida en este artículo se debe situar en un contexto de dieta equilibrada y variada, y las posibles recomendaciones son para un uso moderado. En ningún caso constituyen una indicación o pueden sustituir las recomendaciones de su médico o profesional de la salud. Si tiene alguna duda sobre su dieta consulte con el profesional de la salud que considere más adecuado.
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