Vaaaale, puede que el 2017 no haya sido el mejor año de vuestra vida. Ahora que lo cerramos parece que pesan todos sus males y desaparece la felicidad. Parece que no paran de morir artistas que en mayor o menor medida nos han marcado. En mares y desiertos aiguen muriendo aún más desconocidos que deberían marcarnos más. Corrupción, economía, letargo, femicidios, cambio climático… Parece que en la cena o entre amigos, con «cuñados» o sin ellos, el repaso del año va a ser deprimente. Vaya manera de empezar un nuevo ciclo.
Pero no todo ha sido malo. Seguro que ha habido mil momentos buenos, algunos públicos, otros privados o incluso muchos que no han salido del reducto de tu mente. Y todos ellos se verán diluidos en todos esos recuerdos malos que parecen ocuparlo todo.
Para evitarlo este año os proponemos un «juego». Es muy muy fácil, y para todos los públicos. Singles, parejas, compañeros de piso, y también ideal para familias con niños. Que aprendan desde peques a salir de la queja, a reconocer lo bueno y apreciarlo.
¿Cómo lo hacemos?
Comprad un tarro de cristal grandecito, de 1 litro por ejemplo, o uno que simplemente os guste. Si lo hacéis con niños les encantará decorarlo o pintarlo de colores con laca de bombillas. Muchos adultos disfrutamos el decorarlo como si fuéramos niños, no te cortes. También necesitaréis un taco de papelitos de colores (tipo post-it pero sin pegamento).
A partir de que se inicie el año cada vez que os pase algo bonito y digno de sonrisa, irá al tarro. Cada vez que hagáis algo de lo que estáis orgullosos o alcancéis una meta propuesta. Cuando conozcáis a alguien nuevo o hagáis algo por primera vez. Cuando una noticia os emocione y sea digna del recuerdo. Al llegar a casa lo apuntáis en uno de los papelitos, lo dobláis y lo metéis en el tarro. También podéis crear una rutina en la que cada persona de la familia piensa algo que apuntar que ha pasado o ha hecho ese día.
Según pase el año se irá llegando de buenos momentos. Cuando parezca que todo va mal puedes abrirlo y leer unos cuantos mensajes. Intenta recordar cuándo fue y rememorar esa sensación. Tendrás una reserva de felicidad, una bombona de oxígeno cuando te falte el aire.
Cuando 2017 acabe podéis abrir el tarro y leerlos en compañía, comentar aquellos momentos que más os gusten. Seguro que surgirán anécdotas y sonrisas.
En este sentido, queremos compartiros una experiencia personal. Durante un tiempo compartí piso con una amiga, y cuando se mudó empezamos un tarro. Nos repartimos los colores; yo azul, ella rosa, el verde para cosas que nos pasaran a las dos juntas y el naranja para eventos «externos», como buenas noticias. Fuímos llenándolo y cuando tuvo que volver a su casa (en otro lugar de España) abrimos una botella de vino y el tarro. Nos fuímos leyendo los papeles, comentando cada una anécdotas, o rellenando los huecos de las historias. Estuvimos casi dos horas leyendo. Hubo algunas lágrimas de alegría, ojos brillantes de felicidad y muchas risas. Fue la mejor manera de cerrar un ciclo.
Nosotras vamos a empezar uno. Ya os mandaremos alguna foto cuando esté medio lleno de felicidad.
¡Feliz año nuevo!